18 de septiembre de 2021
Presunta red de trata de personas que podría tener contactos en Bariloche y Dina Huapi como ya lo habia adelantado www.mikyleanes.com

El Juzgado Federal tiene a su cargo la investigación de una presunta red de trata de personas que podría tener contactos en Bariloche y Dina Huapi.
Una denuncia que realizó una familia en una comisaría local pasó sin escalas a la órbita de la Justicia Federal. El pedido de asistencia apuntaba a un adolescente (18) que había llegado a Dina Huapi desde Misiones, con el único objetivo de trabajar para garantizarse un techo y un plato de comida. Sin embargo, al ahondar en el caso, surgieron nuevos datos que alertaron acerca de una posible red de trata con vínculos en la región cordillerana de Río Negro.
El jueves (16/9) fue el turno de Facundo (no es su nombre real) para contar los pormenores de una travesía que lo tiene como único protagonista y que comenzó en diciembre de 2019. Incluso la jueza federal subrogante María Silvina Domínguez viajó a Bariloche para interiorizarse sobre un caso al que se sumó la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex) del Ministerio Público Fiscal, y luego la Fundación María de los Ángeles que preside Susana Trimarco, quien puso a disposición a un abogado.
“Al declarar quedó firme la denuncia”, comentó Juan, el padre de la familia que le dio a la joven víctima un espacio en su hogar mucho antes de conocer su caso. El paso del tiempo y la convivencia hizo que tomaran contacto con la pesada mochila que arrastraba desde San Pedro, un pueblo ubicado a 250 kilómetros de Posadas.
La investigación, según dijo a B2000, se enfocó en el pasado de Facundo con la intención de unir cabos acerca de los lugares en los que estuvo desde los 12 años y el rol de las autoridades de un instituto para menores donde recibían ayuda de tutores que no conocían: “les mandaban ropa al hogar y pagaban las cosas. Si los necesitaban los iban a buscar, algunos por buen corazón y otros por negocio”, reveló.
Ese recorrido llevó a que el adolescente descubriera que la documentación y los permisos con los que viajó fueron firmados por distintas personas, al punto de no reconocer si su madre es real o una construcción que le fue acercada por terceros.
La causa judicial, que tiene a Facundo como único caso reconocido en la región, buscará corroborar y dar con los responsables del delito de trata de personas bajo el que habría llegado a la Patagonia. “Protex y la Fiscalía creen que son cosas verosímiles, encuadran con los tiempos”, agregó Juan acerca del primer análisis tras el testimonio del joven que llegó a Dina Huapi para cumplir con distintos trabajos que le eran encomendados por quien, en un permiso de viaje, se presentó como su tía.
Facundo
La historia que se pudo recrear, tras largas horas de conversación con Facundo, comienza con un solitario viaje desde San Pedro a Buenos Aires en diciembre de 2019. Con la misión de llegar a la Patagonia, permaneció un mes en aquella provincia para luego ser embarcado en un segundo colectivo que lo trajo a destino. Lo hizo con una autorización de viaje del Poder Judicial de Misiones y la promesa de que lo buscarían en la terminal de Bariloche. Solo eso conocía de su futuro.
A pesar de que pasó poco más de un mes de las revelaciones, y de los recorridos por los pasillos de la justicia, Juan todavía no sale de su asombro cada vez que relata lo que llegó a conocer del pasado del joven que llegó a su vida. Es que aquellas primeras semanas las pasó en una vivienda en cercanías a la costa del lago en Dina Huapi: “lo llevaban a trabajar a distintas casas sin pagarle, solo por techo y comida”, explicó acerca de las tareas de albañilería, jardinería e incluso la reparación de algunos aparatos con las que tuvo que cumplir.
Pero el destino de Facundo volvió a cambiar drásticamente cuando intentaron anotarlo en la escuela secundaria de la vecina ciudad y notaron que, de acuerdo con los papeles con los que contaba, estaba a tan solo algunos días de cumplir los 18 años. “Lo echaron de la casa en la que estaba, durmió en la costa del lago (Nahuel Huapi)”, aseguró respecto al abandono luego de que las personas que habían acordado su llegada se enteraron de que no tenía 15 años tal como les habían asegurado.
Otro joven, con el que había hecho contacto en los escasos días de escuela antes de la cuarentena, se enteró de su permanencia en las calles y logró que su padre le ofreciera una pequeña casilla de madera donde vivir, con la condición de pagar algunos gastos. Allí se instaló en soledad con la misma mochila con la que llegó desde Misiones, sus dos mudas de ropa y las comodidades que le daba una cocina conectada a una garrafa y un caloventor.
Poco tiempo después logró un trabajo en una fiambrería que le sirvió para juntar algo de dinero y “porque podía robarse los pedacitos de fiambre que le quedaban”, describió Juan acerca de las habilidades de Facundo para sobrevivir. Los meses pasaron, sumó algunas otras changas y la ayuda de una preceptora que, conociendo su situación, se encargó de llevarle algunos alimentos.
Pero un nuevo giro en su vida se originó cuando conoció a la hija mayor de Juan. Se habían conocido en la biblioteca pero recién a principios de este año el destino quiso que Facundo pasara caminando frente a la casa familiar. “Lo veíamos que estaba solo, a veces venía a casa y se quedaba viendo tele”, comentó acerca de las visitas que se fueron haciendo cada vez más frecuentes.
Una invitación a vivir con ellos, luego de enterarse dónde pasaba las noches y que se encontraba totalmente solo, sin ningún tipo de vínculo afectivo, llevó a una pronta mudanza bajo la promesa de que terminara quinto año “para que pueda tener un futuro”.
Pero la rutina cambió hace dos meses al notar que Facundo no lograba dormir por las noches y que deambulaba por la casa sin rumbo. Ese estado permanente lo llevó a una consulta médica y a varias horas de charla con la esposa de Juan, quien decidió que el caso se tenía que dar a conocer a las autoridades.
“Lo llevamos a la Subcomisaría 80, lo escucharon un rato y el comisario llamó al fiscal provincial, quien derivó a la Policía Federal”, recordó Juan acerca de los agitados días que se iniciaron con una denuncia el 13 de agosto pasado y el cambio al que se vio sometida la familia que vivió algunas semanas con custodia policial en la puerta de su casa.
El proceso
Desde aquel viernes, la familia eligió resguardarse puertas adentro. El temor a volver a sufrir un escrache como el que pasaron en Dina Huapi y la preocupación por la seguridad de sus hijos hicieron que Juan diera de baja un pequeño emprendimiento de venta ambulante. La falta de ese ingreso y la escasez de un único salario para seis personas complicó aún más las cosas, al punto de que Cáritas les hace llegar un poco de leña y algunas cajas con alimentos.
A la espera de que el aparato estatal les ofrezca algún tipo de asistencia, lograron que algunos profesionales médicos aportaran sus servicios, sin cargo, para acompañar a Facundo. Desde entonces asiste regularmente a una consulta psiquiátrica que le ayuda a reconstruir su historia personal y plantearse objetivos en un nuevo escenario.
Juan es camionero de profesión y conoce de cerca lo que sucede en el norte del país. Comenta que Facundo asegura que tiene 34 hermanos y que, a los 6 años, tras ser abandonado en la calle, llegó a la primera institución para menores. “Para los chicos que nacen allá, que no tienen una familia consolidada, es normal que los saquen para otro lado”, describe acerca de la oportunidad que llega, cada tanto, para mudarse a otras provincias e intentar cambiar su realidad.
Pero esa escena de vulnerabilidad que pasan muchos niños trajo una preocupación adicional en el seno familiar. Una reciente charla con los integrantes de la Fundación María de los Ángeles los llevó a conocer que la Patagonia es considerada una zona “receptora” de trata o tráfico de personas, mientras que las provincias más pobres son “productoras”.
Ya inmerso en la problemática, Juan divide sus días entre el seguimiento de una causa federal con varios nombres por investigar, el cuidado de su familia y el apoyo que le brinda a Facundo, el joven misionero que recorrió 2.600 kilómetros de rutas argentinas y que, inesperadamente, se ilusiona con tomar las riendas de su vida.
**La trata de personas es una grave violación a los derechos humanos. Es captar, transportar y explotar a una persona con fines sexuales, trabajo forzoso o la esclavitud. Para realizar denuncias sobre los delitos de trata y explotación de personas podés llamar al 145 desde cualquier teléfono.
FUENTE: Bariloche 2000
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